Fueron los primeros en aparecer en el mercado hace unos 30 años, y a día de hoy,
todavía siguen dando buenos resultados. Existen varias razones para decantarnos por la
compra y uso de un profundizador manual. Entre estas razones destacaríamos:


a.- Tipo de embarcación: El tamaño de nuestra embarcación es importante para la
elección de un profundizador manual, que suele tener menor tamaño que el eléctrico.
Otro aspecto importante es la conexión y consumo eléctrico, difícil, por ejemplo en una
neumática o semirrígida.


b.- Profundidad habitual de pesca: Si no solemos descender nuestro señuelo a más de 25
metros de profundidad, entonces un manual será de elección. Esta profundidad no es
muy complicada de solventar y podremos pasar una jornada de pesca prescindiendo
de un aparato más complejo y caro.


c.- Días de uso: Si no vamos a utilizar el profundizador más que pocos días al año,
entonces no invirtamos gran cantidad de recursos en uno eléctrico.
Si después de contestarnos las cuestiones anteriores nos decantamos por un
profundizador manual hemos de tener en cuenta de que esté dotado de unas
características mínimas, como son:


          a.- Cuentametros: es la parte esencial. Debemos saber en todo momento a que
          profundidad sobre el fondo navega nuestro señuelo.


          b.- Longitud de la caña y resistencia: hemos de ser conscientes de la longitud de caña
          que debe tener el profundizador a elegir en relación a la disposición y tamaño de
          nuestra embarcación. La resistencia también, pues no es lo mismo arrastrar un peso de 5
          kg que uno de 2 kg.


          c.- Facilidad de montaje: los profundizadores manuales por el hecho de ser de uso
          ocasional, se montan y desmontan asiduamente, por lo que la facilidad de montarlo o
          desmontarlo es muy importante. Una jornada de pesca puede empezar y terminar con
          técnicas de pesca diferentes al curricán de fondo por lo que el montaje sencillo se torna
          relevante.